Il renacer enológico de Aurelio Montes
Joaquín Riveros, Francisco Otondo / diario.elmercurio.com
10/17/2005
Guardó silencio por más de un año. Tras la tragedia del tsunami, donde perdió a su esposa Francisca Cooper, se alejó de la enología,
pero hoy está de vuelta. La creación de un vino con Luis Miguel, el cantante mexicano, lo sacó de su mutismo. Pero sólo para hablar de vinos. De lo otro, nada.
Ese es un vino de guarda, sagrado.
"No sé si voy a volver al vino", dijo Aurelio Montes del Campo en diciembre de 2005. La duda rondó su cabeza durante mucho tiempo,
pese a que tenía guardado un proyecto que ya se lo hubiera querido el más ambicioso de los enólogos. Tenía una razón demasiado grande.
Una de esas que no caben en la cabeza, sino en el pecho.
Tras perder a su esposa Francisca Cooper durante su luna de miel en el tsunami de Tailandia, el 26 de diciembre de 2004,
el hijo de uno de los fundadores del boom vitivinícola chileno, guardó silencio y se dedicó a la ayuda social.
Caminó las noches de Santiago buscando niños expuestos a la prostitución, la delincuencia y la droga, en el programa de rehabilitación María Ayuda.
Pero como saben los hombres que aman el vino - como arte y también, claro, como bebida- el vino siempre vuelve.
Aurelio está volviendo de a poco, resucitando y, pese a que mantiene su veto implacable de no hablar de su vida privada,
sí acepta hablar, a regañadientes, del proyecto que hoy le devuelve las fuerzas.
Uno que une dos cosas que no siempre van de la mano en el vino chileno: calidad y cuento.
Junto a Luis Miguel, el bolerista mexicano, tres años atrás recorrió - gustativamente- todos los valles de Viña Ventisquero,
en busca de un vino de una zona distinta, de calidad, en un experimento que ya es tendencia mundial y de la cual Montes hijo es pionero:
Unir al vino la imagen de un artista de elite como Gerard Depardieu, Francis Ford Coppola y Joan Manuel Serrat, entre otros.
Ahora se suma Luis Miguel, con su producto Único, que será lanzado a mediados de noviembre.
Claro que Montes del Campo aclara de partida que lo suyo es la calidad, lo que va adentro, más que la etiqueta.
"Como enólogo espero que se valore en sí mismo. A mí me importa que el vino sea bueno técnicamente.
El cuento es importante, pero si el vino no es bueno, termina reventándose".
Luis Miguel, no sólo boleros.
La historia parte en 2002, en un cuadro que para las fans de Luis Miguel resulta inédito.
En las bodegas de Ventisquero, Aurelio Montes del Campo y el bolerista, a quien el enólogo conoció en Los Ángeles, EE.UU.,
donde pudo apreciar que sabía mucho de vinos, catan a ciegas en barrica las diferentes muestras de vino de los distintos valles de la Viña.
"Recorren" los mejores terroir, dedicados a los vinos premium. Prueban Casablanca, Apalta, Peralillo y dos lugares nuevos:
Longovilo, fundo La Trinidad, y Melipilla, fundo Tantehue.
"Cuando decidimos hacer el vino juntos le presenté todos los vinos premium para que él escogiera".
Aunque Montes conocía de palabra y frente a una copa la expertise del cantante, probar un vino en barrica y a ciegas es otro cuento.
Es como pispar un crack del fútbol cuando es niño. Hay que tener ese ojo proyectivo que remata en un: "ese chico tiene futuro".
El chico en este caso es un vino que no tiene mucho que ver con lo que estará en la botella.
Ese ojo futurista digno de un enólogo fue el que soprendió a Montes.
"Luis Miguel lo probó en barrica, lo que es muy complejo, no lo entiende cualquiera, hay que saber que el vino va a evolucionar".
Tras probar toda la paleta de vinos y terroirs, el cantante sorprendió al enólogo. Optó por el vino salido del fundo Trinidad.
"Fue una excelente decisión. Trinidad tenía parras muy balanceadas. Le gustó por la fuerza, los taninos y la fruta".
Las cepas fueron Cabernet Sauvignon y Syrah.
Ya tenían el lugar. Ahora faltaba el coupage. El fuerte era Cabernet Sauvignon, pero faltaba algo, un toque que hiciera la diferencia respecto del patrón del vino chileno.
Había que jugar con las mezclas.
"Con esos finalistas jugamos con los porcentajes, pinponeamos, todo a ciegas. Finalmente optamos por un 85% de Cabernet Sauvignon y un 15% de Syrah".
El toque que faltaba.
La fórmula era la siguiente: Trinidad, por estar en laderas de un valle pequeño, con todas las exposiciones posibles, daba diferentes tipos de fruta.
El Cabernet Sauvignon colocaba las rojas y el Syrah las negras, además de suavizar los taninos. Las barricas entregaban vainilla y chocolate.
El resultado lo describe el propio Montes.
"Es un vino de un rojo intenso, con notas casi negras. En nariz, muy intenso y complejo , con una gama abierta de frutas rojas como ciruelas y cerezas y otras negras.
El lugar da notas especiadas a pimienta negra, clavo de olor, cuero, y vainilla y chocolate de la madera.
En boca es intenso, pero con un final suave, por los taninos redondos del Syrah. Tiene buena estructura en boca, lo que lo hace ideal para acompañar comidas.
Su final es largo y vuelven a aparecer frutos negros, vainilla y chocolate".
El resultado dejó satisfecho a Montes del Campo y a Luis Miguel.
"Estoy muy contento con lo producido", dice, con una voz donde pareciera rebrotar esa risa ya medio olvidada.
Hecho el vino, viene el cuento. Pero ese recién empieza a escribirse. Todo depende de Aurelio.
Margaret River a la chilena
Una tincada de esas que sólo tienen los hombres con nariz para los nuevos proyectos está en las tierras que dan origen al nuevo vino de Montes del Campo.
La tincada fue de Cristián Vial, hermano de Gonzalo Vial Vial. Siempre creyó que en Longovilo, ubicado en lo que se podría denominar Maipo Costa,
a 5 kilómetros del Lago Rapel y a 30 en línea recta del mar, se podía dar algo.
No tuvo mal ojo. La zona se asemeja a Margaret River, valle de la costa sur occidental de Australia, al sur de Perth, ciudad costera.
Es una zona bastante cálida, con veranos secos y agradables, templados por los vientos que soplan desde el mar, inviernos húmedos, pero no fríos.
Región clásica para el Cabernet Sauvignon, Semillon, Chardonnay y Sauvignon Blanc.
"Es difícil comparar valles por climas, pero sería como Margaret River, es un poquito más fría y los suelos no son parecidos, pero sí el clima.
Claro que ellos están mucho más cerca del mar, a 5 km, y nosotros a 30. Allí es potente el Cabernet, pero también se da el Syrah,
pero de un estilo diferente al clásico australiano, menos amermelado, menos denso, pero muy rico y elegante", dice Montes.
Cabernet y Syrah, justo las cepas del vino de Montes del Campo. Nada de mal la nariz de Cristián Vial.
El vino, el artista
- Tu vino viene de Longovilo. ¿Qué cualidades aporta la zona y qué la diferencia del Maipo?
- Es una zona semifría distinta al Maipo. Da vinos elegantes y especiados. Cuesta mucho madurar la uva , hay que trabajar con rendimientos bajos.
Es un valle pequeño, de 400 há, con 150 en ladera, con mucho cerro que, por ser un valle completo, tiene todas las exposiciones, este-oeste, etc.,
lo que nos permite obtener distinta fruta.
- ¿Qué cualidades tiene el fundo Trinidad de donde sale tu nuevo vino?
- La oscilación térmica en época de cosecha es parecida al Maipo. Las temperaturas van en el día entre 30 y 35 grados y en la noche entre 5 y 7 grados,
un poco más helado que en Maipo cordillera. La diferencia principal es que después de las 12 del día llega una brisa marina que reduce las horas de calor.
- ¿Qué suelo tiene?
- Es franco arcilloso, granítico. Hay 20 cm de materia orgánica y hacia abajo una mezcla de franco con granítico, lo que permite gran permeabilidad.
Las lluvias percolan y disminuye la dilución de la uva, cuestión importante porque en los premium lo que se busca es concentración.
- ¿Con qué rendimientos trabajas?
- En el vino Luis Miguel nos basamos en el equilibrio de la vid más que en las toneladas. Ya no se habla de kilos, sino de equilibrio entre la planta y la uva.
- ¿La cosecha del vino Luis Miguel cómo fue en la zona?
- 2002 fue un buen año, hubo un par de lluvias, pero las laderas percolan, por lo que no nos afectó y maduramos la uva muy bien,
sin botrytis, con rendimientos y fermentaciones buenas.
La uva la cosechamos en su punto exacto de madurez fisiológica y degustativa en gamelas de 10 kilos.
Se lleva a bodega y se selecciona manualmente, grano a grano.
- ¿Qué barricas usas?
- El Luis Miguel es 100% envejecido en barricas francesas, por 13 o 14 meses.
El cuento
- ¿Por qué la idea de hacer un vino con Luis Miguel?
- Siempre buscamos hacer cosas nuevas, diferentes, entretenidas, dar un paso más allá de lo tradicional.
Tuvimos un enganche muy especial en el vino, muy natural. Se involucró ciento por ciento. Le dijimos:
"Queremos que tú vayas, que pruebes el vino, yo te entrego la parte técnica y tú pruebas". Estuvo dispuesto de inmediato.
- ¿A qué público está dirigido?
- A todo el mundo, claro que como es Luis Miguel, obviamente llega al público latino, pero es un vino premium que costará $ 15 mil la botella.
En realidad a gente conocedora y, claro, a fans de Luis Miguel.
- ¿Qué impresión te dejó el cantante?
- Se maneja muy bien en el lenguaje enológico, es un gran degustador. Muy certero, mucho más allá que un consumidor normal.
Su formación es de la vida, como viaja mucho, prueba y está acostumbrado a tomar muy buen vino. Fue fantástico trabajar con él.